ESTROFAS SOBRE MI MAESTRO

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Μ

i maestro se va tornando un libro: es un resumen e idea principales de la ciencia. En su frente se fruncen los quehaceres de los días. ¿Y qué decir de su palabra? La voz, eco o rutina, es ejemplo de lo que enseña..

A

veces da caminos desgastados por los pasillos, pero llega a clases. Tiene la corva de una montaña en la espalda; un ronroneo, en el oído, y, en la boca, una afonía. ¡Mal es verlo que quede quieto!

E

n la mirada, por detrás de ventanillas circulares, se le escapa como humo el rubor de su desvelo. Me parece que ha visitado, aventajado, muchas vidas. Y aunque la piel se le hierve en palidez, aún guarda su experiencia..

S

uena como agua contra las piedras cuando escribe en la pizarra: los gises degradados, la banca barnizada, los borradores polvorientos y las cambiadas aulas… ¡Pero él sigue trascendiendo!

T

odos le estimamos. Fija su atención en cada uno, y a uno bien le hace. Adivina las tareas que nos circundan, la fatiga que nos agobia,  la lectura eterna, y nos las explica de vez en vez..

R

ueda en recuerdos mi cabeza, si le comprendo. ¿Pero él sabrá más de uno mismo? Lo que regaña, aprobado; lo que hace, aprobado; pues la validez y el sonrojo nos allegan cuando da un consejo..

O

h, también al término de sus horas me doy cuenta, que él es el arte de inducir, la maña de enseñar, el que refuerza, una pieza en mi memoria, un diario que nos revela, esparcida tinta en mi cuaderno…

En fin…  ¿acaso será simple regla que nos mide del uno al diez? .

Osfelip

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Acróstico a mi maestro

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Nota: La forma del texto es de un acróstico con la palabra «maestro», en forma de prosa poética.

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