MÍRAME
Ven y mírame y vuélveme a mirar
al menos por un rato hacia mis ojos,
porque parecen dique en los remojos
a punto de romperse y derramar…
Mírame mucho, sin parpadear,
que sólo así ‒ya estén o no muy rojos‒
siento en el alma cálidos rastrojos
de avenencia, de fe, de bienestar…
Pues si me miras luego se enriquece
el amargor, en donde mudo vivo,
con un placer que nunca languidece.
Pues ya ni un rezo en las eternas misas
me asiste con un método efectivo
para reír sin falsedad ni prisas…
Osfelip Bazant