El asesino del jefe malvado
Todos los trabajadores asistieron al funeral del asesinado jefe.
Algunos lloraban sin en verdad llorar; otros rezaban con vagas palabras, y, otros más, eran silencio o se lamentaban taimadamente.
Sin embargo, todos yacían en un mismo cuestionamiento sobre el prodigioso asesino y, a la par, se respondían: “fui yo”.
Osfelip Bazant